domingo, 14 de diciembre de 2014

Me voy con pantalones

Soñé que peleaba con aquel que me trató mal hace tiempo. Una vez más me engañaba, una vez más yo caía. Lloré, pero decidí ponerle fin. Me iba de la habitación... pero ¡oh sorpresa! ¡no tenía mis pantalones! miré mis piernas y no estaban mis pantalones. Si me iba, tendría que irme así... respiré profundo, ni modo, así tenía que ser. Salí de la habitación, de la casa y caminé por la calle. Desperté. En el día me quedé pensando que este sueño fue de los más literales que he tenido. No tenía pantalones para irme. Sin embargo los tuve, y me fui. ¡Es hora de empezar!

lunes, 2 de abril de 2012

Las otras, que no soy...


Hay cosas de mí que parecen ser de una forma que no son.

La gente de repente me ha dicho que soy muy delgada. En realidad tengo una pancita bastante prominente y algo de grasa en las caderas. Celulitis como todas las de mi edad, y uso ropa holgada para no acentuar las lonjitas.
También me dicen muy seguido que tengo mucho cabello. La verdad es que no, tengo bastante poco y de hecho uso shampoo anti caída. La cosa es que se me esponja mucho y hace parecer mucho más de lo que es.
Algunas veces, no tantas como yo quisiera, me han calculado hasta diez años menos. Se han sorprendido del año en el que terminé la carrera y de que lleve tantos años viviendo sola. El hecho es que estoy muy cerca de los cuarenta, ya pisándoles los talones... y que la edad sí se me nota en las mañanas o en las noches cuando estoy muy cansada.
Más de una vez han asegurado que yo nací seguramente en una costa, que soy de tierra caliente, del sur pues. Y bueno, ya aquí he dicho ya varias veces que soy norteña de nacimiento y crianza, de padre de piel blanca casi roja y madre de pelo muy liso.

Y algunas otras más, me han dicho que soy imponente, aguerrida y hasta que doy miedo... no creo que tenga que explicar la realidad al respecto, porque el simple hecho de mencionarlo aquí ya revela su contrario.

Así que no soy como me pintan.

Aunque tal vez soy la ilusión de eso que me cubre, pero que en el fondo es casi su conrtaparte...

O tal vez, solo tal vez, sí soy exactamente como dicen, y la que no ha entendido cómo es en realidad, probablemente sea yo.

Secretamente mágicos


Foto: Blog danza ballet.


Hace unos quince años, en un programa de televisión, vi una de las transformaciones que más me han asombrado.
Enmedio del escenario había un chico muy delgado, frágil, vestía un traje negro que le quedaba un poco grande y un sombrero que, por la postura en la que estaba, no dejaba ver bien su cara. La luz lo bañaba del techo hacia abajo, y su sombra se veía larga, eso lo hacía ver aún más lánguido.
Empezó la música de flamenco, él comenzó a dar unos golpes con sus zapatos en el piso, muy despacio. Su cabeza, aunque se movía hacia los lados lentamente, aún no dejaba ver su rostro. Sus pasos eran precisos, limpios, delicados, como él.
La música fue volviéndose más intensa y él empezó a mover los pies más rápido; de repente levantó las manos y empezó a hacer palmas... su ritmo era impresionante. Se hicieron largos sus brazos y estilizados y sus manos paulatinamente comenzaron a volar. Se quitó el saco y su torso desnudo se descubrió hermoso. Así, iba incrementnando la pasión, el movimiento y mi impresión. Hasta que se quitó el sombrero, y en un momento, la cámara enfocó su mirada. Entocnes me hechizó.
Terminé de pie de ver su actuación, casi sin darme cuenta.
Era Joquín Cortés, en sus inicios.

Así, como el descubrimiento de ese atrista del baile, me emociona ver las transformaciones de un momento. Me encanta la gente que va soltando su magia poco a poco, casi sin que te des cuenta, y que sube de estatura en un instante, en un bar, un salón de clase o una novela.

Yo no sé si pueda llegar a ser como estos seres mágicos, secretamente mágicos, pero me gustaría... aprender el arte de la transformación, del hechizo momentáneo, para después, volver a ser lo que era antes... simplemente humana.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Piedra que se pierda



Había una vez una piedra que estaba parada en un lado de la acera, era una piedra, no podía moverse, pero quería ir al otro lado.

Quién sabe de dónde había sacado la idea del "otro lado". Era algo raro porque solamente se hacía conciente de su posición cuando estaba estática; pero esta vez, recordó que se había movido, alguien la había golpeado y la había enviado de un lado a otro de la calle.

No sabía si lo que quería era regresar o era irse a conocer algo nuevo. Estaba perdida, descolocada, sin saber cómo había llegado ahí, pero... ¿cómo moverse? si era una piedra.

Pensó. Pensó y pensó, eso sí podía hacer, porque aunque mucha gente crea que las piedras no piensan, sí piensan.
Por eso a la gente le da por patearlas. Es una especie de impulso que hacen que sintamos los humanos, es una pequeña manipulación, para que hagamos que se muevan, porque ellas solas no pueden.
Así que pensó y pensó y se acordó que en algún lado había oído eso del extraño poder que las piedras ejercen en los humanos para hacer que las muevan. Aunque a ella le sonaba un poco absurdo que una simple piedra modificara la voluntad de un humano, creyó que no tenía nada qué perder, así que esperó.

No pasaron muchos minutos cuando pasó una persona, caminaba un poco rápido, medio nerviosa, por lo menos eso le pareció a la piedra, y entonces empezó a hacer el experimento: sólo deseó profundamente que la persona esa la pateara hacia el lado adecuado. Se concentró solamente en la idea de que la persona la viera. Se concentró tanto en hacerse visible que cerró lo que en una piedra podrían ser los ojos… de repente escuchó "¡muy bien! ¡justo lo que estaba buscando!" y en ese momento sintió el movimiento… pero no como ella lo esperaba, sino que fue hacia arriba, la persona ¡la estaba levantando en su mano!
Pobre piedra, ¡moría de miedo, pero también de emoción!

La persona se la metió en la bolsa del pantalón y la llevó con ella. Todo el día le estuvo dando vueltas en el bolsillo, hasta que llegó la tarde, y la persona y la piedra llegaron a un río… al borde de un río.
La persona se detuvo, sacó la piedra de su bolsillo, la tomó en sus manos, sopló para quitarle el polvo y le dijo adiós, no a la piedra, sino a lo que la tenía preocupada.

La piedra voló en el aire, dio muchas vueltas y cayó en el agua.
Poco a poco fue llegando hasta el fondo de ese río, y ahí supo que había encontrado un lugar que no esperaba, pero que era mucho mejor de lo que nunca se había imaginado…y sonrió, con lo que en una piedra deben de ser los labios.

sábado, 2 de julio de 2011

Saudades de...


Te extraño, no para besarnos, ni para verte a los ojos, ni para hacer el amor... te extraño para ver la gente en la calle, para comer un bocadillo de jamón serrano, para hablar de las clases, para reírnos por tonterías, para que me mires mientras coqueteo con otro, para oírte argumentar y justificar tus vicios, para ir de regreso a casa juntos, para quedarnos callados y estar bien...

jueves, 30 de junio de 2011

Cuéntame una mentira


Estábamos en la calle, rodeados de gente con un vaso de cerveza en la mano, olía de repente a madrugada, a noche de juerga, a miradas que se encuentran platicando y abren puertas...

- ¿Y a tí sí te ha pasado eso? Me preguntó él después de mi insistencia en el tema
- No, a mí no... Contensté, para divertirme un poco
- No te creo...
- ¿Por qué crees que te miento?
- Porque yo sé cuando miente la gente
- ¿Y cómo lo sabes?
- Son tres cosas con las que te puedes dar cuenta de una mentira
- ¿Y cuales son?
- No creo que en realidad quieras saberlas
- Se me hace que te estás inventando todo esto para que te diga si te estoy mintiendo
- No, es verdad... yo puedo saber que la gente miente con esas tres señales, pero no creas que es muy grato...
- ¿Entonces preferirías no saber cuando la gente miente?
- Sí, si pudiera escoger no saber esto que sé, lo haría

Yo nunca le dije si era mentira o verdad que no me había pasado eso, y él nunca me dijo cuales eran esas tres cosas... y se lo agradezco.

viernes, 23 de julio de 2010

Las otras que soy 2

¿Cuántas mujeres hay dentro de mí? ¿Cómo conviven o cómo se ignoran? ¿Saben de la existencia de las otras?
He estado tratando de contestarme estas preguntas desde las imágenes, más que desde las palabras... Aquí las dejo frente a ustedes para ver qué les dicen.
Suerte a las imágenes-pregunta ante estos ojos que las ven: